Al pasearse por los mercadillos navideños, en medio de las almendras acarameladas, los gritos de los niños corriendo y el aroma del Glühwein, puede ser que uno se encuentre con este tipo de pabellón. Cientos de peluches de todos los tamaños y colores, animado por luces danzantes y por un personaje en la tarima que con microfono en mano exhorta a la masa a participar, aunque no conozco la mecánica del juego, si lo hay.Personalmente me parecen sacados de una película antigua. Me dan la sensación de que estos pabellones se resistieran a morir olvidados con el walkman y quieren demostrar que también son parte de este siglo. Una escena nostálgica, como el cartel en la calle anunciando un circo con animales en su espectáculo.